¿UNA CASA PASIVA?

La sensibilidad sobre el medio ambiente está alcanzando a numerosos ámbitos. En el de la construcción, cada vez más ciudadanos buscan prestaciones que les permitan lograr el binomio del ahorro económico y la sostenibilidad a la hora de comprar sus viviendas.

La preocupación por la eficiencia energética está creciendo cada vez más en la sociedad. Tanto el ciudadano de a pie como los responsables de sectores clave en este ámbito, como es la construcción, están teniendo esta cuestión muy en cuenta a la hora de comprar y ofertar viviendas, respectivamente. A su vez, la magnitud de los efectos del cambio climático está calando en los ciudadanos, que buscan de forma frecuente prestaciones como los sistemas de aerotermia, una fuente de energía limpia y eficiente que utiliza la del aire para climatizar los espacios, y otras herramientas similares que les permiten lograr el binomio del ahorro económico y la sostenibilidad.

Uno de los estándares de edificación más exigentes del mundo en materia de eficiencia energética es el ‘passivhaus’ (casa pasiva), que puede ser implementado en todo tipo de edificios de cualquier parte del mundo, dando lugar a ahorros en demandas de climatización de hasta un 90% en comparación con la mayoría de las construcciones ya existentes.

Los bloques de viviendas con un consumo casi nulo y que pueden llegar a autoabastecerse alcanzando un confort térmico de entre 20º y 25º durante todo el año sin aporte de energía son ya una realidad en nuestro país. Los edificios ‘passivhaus’ consiguen reducir en un 75% las necesidades de calefacción y refrigeración. La poca energía suplementaria que requieren se puede cubrir con facilidad a partir de energías renovables, convirtiéndose en una construcción con un coste energético muy bajo tanto para el propietario como para el planeta.

Para lograr estas cifras, los promotores de estas edificaciones siguen una serie de principios relacionados con el aislamiento, la estanqueidad, la eliminación de los puentes térmicos, la recuperación del calor y la carpintería especial. Todo ello con el objetivo de construir hogares sostenibles, protegidos de los cambios de temperatura exteriores y que proporcionen el máximo confort a sus habitantes.

Aunque es cierto que, de momento, buena parte de estas nuevas residencias son más caras que las convencionales, en los últimos meses se están construyendo algunas más accesibles al común de los ciudadanos. Una situación que podría dar pie a un cambio de tendencia en la compraventa de viviendas ante el escenario de la mayor concienciación medioambiental que se vive actualmente y que alcanza ya a ámbitos tan variados como los automóviles, el ocio o las centrales termoeléctricas.

Raul Alfonso Sosa Villanueva