La economía digital y el comercio internacional

En el comercio internacional, los tratados de libre comercio (TLC), forman parte del puzle organizado de la Economía, siendo una de las piezas más importantes. Los TLC, consisten en un acuerdo comercial regional o bilateral para ampliar el mercado de bienes y servicios entre los países participantes. Generalmente implica la eliminación o rebaja sustancial de los aranceles para los bienes entre las partes, y acuerdos en materia de servicios. Generalmente se rigen por las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) o por mutuo acuerdo entre los países.

Un TLC no necesariamente conlleva una integración económica, social y política regional, como es el caso de la Unión Europea, la Comunidad Andina de Naciones, el Mercosur y la Comunidad Sudamericana de Naciones. Si bien, estos se crearon para fomentar el intercambio comercial, también incluyeron cláusulas de política fiscal y presupuestaria así como el movimiento de personas y organismos políticos comunes, elementos ausentes en un TLC.

Pero qué está sucediendo con el libre comercio internacional. Sucede que no pasa por sus mejores momentos. La creciente aplicación de medidas proteccionistas, así lo confirma. El ejemplo más inmediato lo encontramos en las políticas que lleva a cabo el presidente Donald Trump, aplicando su lema: América Primero. A partir de aquí, se trastoca el libre comercio internacional y las tensiones entre los países crecen y se multiplican. Y por si fuera poco, el desafío proteccionista de Trump, genera preocupación sobre el crecimiento y el empleo en todo el mundo.

Sin embargo, para el FMI, la visión es un tanto diferente al no tenerse en cuenta que el comercio internacional, se encuentra entrando en una nueva era impulsada por la “economía digital”, que forma parte, de lo que llamamos: capitalismo global interactivo. Es decir, nos encontramos ante una nueva era en la que los flujos de datos son cada vez más importantes que el comercio físico.

Los flujos digitales son el impulso de otros flujos, especialmente haciendo que los servicios sean más transables. Recuérdese que los bienes no transables, son aquellos que solo pueden consumirse en la economía en que se producen; no pueden importarse ni exportarse. Si esto verdaderamente es así, entonces el futuro del comercio se encuentra ligado al futuro de la economía digital.

De manera que se abre una novedosa dimensión, incluso legislativa, pues nos encontramos ante una gran oportunidad para que los legisladores creen nuevas normas comerciales para la economía digital y creen un mejor sistema de comercio internacional para el inmediato futuro, que ofrezca como aportación al bienestar de la sociedad mundial, mayor riqueza, cohesión y equidad.

Raul Alfonso Sosa Villanueva